viernes, 9 de octubre de 2009

Sean eternos los laureles que supimos conseguir


Argentinos sentimientos

Al parecer con profunda emoción, un hombre en Claromecó encierra en una botella una hoja de papel, cuidadosamente enrollada. Encorcha el recipiente de vidrio con los ojos acuosos y la nariz roja, de pie sobre el extremo de una escollera. Avienta con fuerza y despojo la botella, que estalla sobre la superficie salitrosa y misteriosa del océano. Las olas no tardan en llevársela. El hombre observa el mar unos minutos, y parte cabizbajo.
La botella llega a Punta Lara, escoltada por el Río de La Plata, no sin dificultad. Un hombre que paseaba solo durante la mañana la encuentra debatiéndose entre las olas de la orilla, intentando no enterrarse en la arena. Con profunda emoción y el corazón en alto este hombre descorcha el envase de vidrio. Deserronlla la hoja de papel con ansiedad e ilusión, y entonces: "Puto el que lee".

NOTA: El individuo de Claromecó estaba resfriado.

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